Así, con la soltura de quien lleva cien vidas vividas, me hizo el amor; mas me besó con la ineptitud del recién nacido que sólo sabe que ha venido al mundo para llorar.

03 junio 2012

Teniendo que hacer un millón y medio de cosas, he sentido la necesidad de escribir, y eso es sagrado.
Muchas veces no he sabido qué hacer, pero siempre he tenido que tomar decisiones, decisiones improvisadas, con intento de ser pensadas sin éxito. ¿Era lo correcto? No lo sé. ¿Qué hubiese pasado si hubiese pensado las cosas? Qué voy a saber. Estoy acorralada, sin saber muy bien por dónde caminar, hacia dónde, y con quién. No sé cómo hacerlo, vivo el momento sin pensar en nada más, aunque sepa qué es lo correcto y lo que no. ¿Y qué si hago lo incorrecto? Es lo que yo he querido hacer, y no hay más. Mi vida está regida principalmente por mi corazón, no por mi cabeza. Escuchar a los dos es un tormento, parecen el día y la noche, se pelean como un perro y un gato. Se llevan fatal, no se entienden entre ellos, sólo les importa lo que piensan y no lo que yo piense, porque yo no puedo pensar, ya no puedo. Nadie puede socorrerme, es tiempo de salir ahí a buscarme la vida sola, de tomar un camino y no mirar atrás, tomar decisiones a largo plazo, y ser egoísta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario