Así, con la soltura de quien lleva cien vidas vividas, me hizo el amor; mas me besó con la ineptitud del recién nacido que sólo sabe que ha venido al mundo para llorar.

24 junio 2012

Los días que me vas a faltar... estoy muy acostumbrada a ello, pero sé que lo pasaré en medio de tormentas, quizá en los últimos días casi me ahogue con mis propios llantos, desconsolados y llenos de distancia, voceando gritos de dolor. No te recordaré, ni te echaré de menos, ni siquiera te escribiré cada día contándote qué he hecho. Todo eso estará de más. El día que te vayas me he prometido a mi misma que ni siquiera sentiré tristeza. Como mucho algún día se me escapará alguna lágrima furtiva, cristalina y sin fondo recordando los días llenos de momentos dignos de recordar a tu lado. Nada me importa verdaderamente, cambié, y también me prometí, de hecho me juré que jamás volvería a pensar, que sería vitalidad y optimismo, que viviría el presente sin pensar en las consecuencias que conllevan mis actos. Vivir sin atormentarse por nada más que no sea disfrutar. Quizá ese método me encierre en algún tipo de felicidad artificial, quién sabe, quizá sea un tipo de felicidad más sincera. Descubrí que vivir preocupada de todo detalle por mínimo que sea, amarga a cualquiera.

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