Así, con la soltura de quien lleva cien vidas vividas, me hizo el amor; mas me besó con la ineptitud del recién nacido que sólo sabe que ha venido al mundo para llorar.

07 junio 2012

Lo bonito del amor es que no es producto de ningún cálculo. Dos personas enamoradas forman un universo cerrado en el que nada puede inmiscuirse, y eso es lo más maravilloso de todo. Ya puede fallar el planeta Tierra, que el planeta de dos enamorados nunca falla, si de verdad es amor jamás se acaba. Es como una droga, entras en un círculo cerrado donde todos los caminos tienen como meta los confines de su cuerpo donde puedes perderte y volverte a encontrar. Esa sensación de estar elevada respecto a los demás, de no vivir en el mismo mundo, de vivir en vez de pensar, de quererlo todo a la vez. El amor verdadero es como los fantasmas, todos saben lo que es pero pocos lo han visto. Me siento tan infinitamente pequeña frente a todo lo que puede levantar ese sentimiento. Desata guerras, las arregla, hace que los humanos vuelen, dispara la imaginación, aviva la originalidad, despierta la felicidad, y sobretodo el amor nos fortalece, nos hace casi inmunes al dolor después de haberlo conocido. Un sentimiento tiene un valor incalculable, imposible de imaginar diría yo.

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