Quisiera que vieras cuántas veces he besado el bordillo,
cuántas se me ha antojado el veneno,
cuántas me he dejado la vida,
cuántas he hecho cosas a medias.
Me gustaría que no murieses
en cada antojo mío;
que no lloraras con mi desvarío,
tan absurdo como genuino.
Vuelve, mas escucha:
ten cuidado,
pues los cuchillos más afilados
aguardan en la bruma de mi pelo.
He buscado y no he hallado,
he bebido y me he drogado,
he querido y he detestado,
he caído y me han levantado.
Quisiera que supieras
cómo nunca pudo ningún cuerpo
estremecer los jirones de mi alma,
porque sólo a ti te sé de memoria.
Me gustaría que vieras cómo lo intentan,
una,
dos,
y hasta tres veces,
sin éxito más allá de tenerme una luna.
Todos querían verme desnuda, y ninguno me observaba vistiéndome.
Entonces entendí, que todos los hombres de la faz de la Tierra,
tenían un gran e ineludible defecto:
no eran tú.