Así, con la soltura de quien lleva cien vidas vividas, me hizo el amor; mas me besó con la ineptitud del recién nacido que sólo sabe que ha venido al mundo para llorar.

23 septiembre 2013

Me miraba como se mira a los difuntos, echando de menos, con la sensación de que jamás volvería a olerme. Su tez doraba vislumbraba al sol y aún así el tren nunca llegó a pararse. Seguía hacia el paraíso de las caricias perdidas, donde los que no saben amar van a esconderse. Allí estaba hasta que la calidez de sus labios devolvía el color a mi carne. Cuando se acerca, puedo oír el mar embravecido, algo así como suplicando llevárselo. Pero ya no hay marcha atrás, está conmigo aquel hombre en estreno, y le ato, le ato con mi voz para que asocie la felicidad con mis cuerdas vocales. Le ato, para que si algún día se olvida de mí, le ponga mi voz a todas las mujeres, y se vuelva loco pensando que la luna también sabe hablar.

04 septiembre 2013

¿Cuántos errores habéis cometido? errar nos hace ser personas. O al revés. ¿Cuántas personas estarán equivocándose mientras te bebes una rubia en la barra del primer bar de aquella esquina, pensando que haces lo correcto?
Un gato siempre llama dos veces y teniendo siete vidas espérate lo peor. Lo prometido es duda, ya que las deudas se han dejado de fiar. Que el vaso se rompe estando medio lleno y medio vacío.
Los rotos más selectos en tu ombligo, lluvia de escombros que cada día esquivo. Las ruinas más turísticas en cada parte del órgano que nos hace vivir, que yace inerte por el asfalto, cuatro estaciones, llueva o nieve, sin refugio ni remedio. Y eso es un símil de cómo vive todo ser en este mundo, ¿no?
Tenemos los ojos en trampas ajenas, las manos donde nadie pueda sentirlas, el olfato atrofiado, el gusto en otras lenguas y el oído en latidos que se creen débiles por no saber amar.
Besos desde el ártico de mi ser, llantos desde mi piel. Quién lo iba a entender. Manchamos lugares anónimos con nuestra firma desdibujada imposible de difuminar, perdemos la cabeza sin ningún objetivo y las opciones se nos acaban yendo.

Calles con aires de domingo, como si viviéramos en otro día.