Así, con la soltura de quien lleva cien vidas vividas, me hizo el amor; mas me besó con la ineptitud del recién nacido que sólo sabe que ha venido al mundo para llorar.

17 noviembre 2014

Podría ganar esta batalla,
ambos lo sabemos,
pero vengo a advertirte:

Es tan fácil haberse querido quedar que ni siquiera has intentado irte. Y quiero que lo hagas. Por razones que se antojan obvias, por no verte envuelto en un agujero negro de voces que se asemejen a la mía y te sumen en la más dicharachera, pero a la vez lóbrega, locura; por no determinar tus noches en vela y tus días en cama.
Vete,
o te quedarás deseando haberte ido cuando pude advertírtelo, 
porque, ya no lo haré más,
no puedo.

Seré incapaz de evitar que el lobo se coma a la oveja.
Aunque, muy a mi pesar, puede que ya te hayas ido.
                                                                                                                                              (Pero no)