Así, con la soltura de quien lleva cien vidas vividas, me hizo el amor; mas me besó con la ineptitud del recién nacido que sólo sabe que ha venido al mundo para llorar.

27 mayo 2012

Es la primera vez en mucho tiempo que se puede ver el típico brillo centelleante rebotando en mis pupilas, deseoso de salir en forma de magia a cumplir cada deseo que aguarda en mis ojos. He rozado tantas veces la felicidad con las yemas de mis propios dedos sin poder alcanzarla que me abstengo de ilusión alguna. Prefiero pensar que siempre existirán los recuerdos, y aunque no sean como cuando fueron vividos, es al menos un consuelo para la memoria. Y por ello, disfruto lo que estoy viviendo, sin pensar siquiera si mañana cambiará la situación, porque las mejores cosas en la vida son improvisadas, vividas y no pensadas. Podéis envidiarme porque ahora sea feliz, o no hacerlo porque tal vez mañana no lo sea.

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