Así, con la soltura de quien lleva cien vidas vividas, me hizo el amor; mas me besó con la ineptitud del recién nacido que sólo sabe que ha venido al mundo para llorar.

26 mayo 2013

En la cama
salpicada de insomnios,
ya no se puede pensar.
Busco que nos den las seis.
Y lo que surja.
Aunque hace falta más de una noche
para callarme las certezas.
Quien habla de una luna,
piensa en cien.
Es fácil tenerte una vida.
Por eso quizá te pido siete,
y que me hagas sentir callejera
como un gato.
Podría ser rubia de bote
y que me quisieras menos.
Rindiendo culto a otro Dios
eres más infiel que tirándote
a otra.
Solíamos conocernos,
y quedábamos en alguna que otra buhardilla
a conocernos peor.
Esta lencería negra,
de luto amor, por ti,
por nuestras desavenencias
y sacarte los ojos porque
el amor es ciego.
Salir de la cama a ratos
para querernos enteros.
De ver pasar vagones
a reírnos de ellos.
Para qué dar más rodeos
si yo me marcaba los míos
encima tuya. En definitiva,
compartirte sería morir.
Pero tengo un suicidio tan bonito
que te comparto con la poesía.
Será puta.
Los desastres podrían llamarse como tú.
Que te follabas al folio y escribías erotismo,
y hasta al erotismo ponías cachondo.
Devastador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario