El mate de la realidad contrasta con el brillo de sus alas blancas, blanquísimas, que rompen el viento con cada vuelo.
Ningún viaje lo hace en vano, siempre tiene donde hacer verso las penas. Tal es su influencia que, cuando no despierta, el cielo llora como nunca, dejando en las calles un cruel hedor del que nadie escapa.
Si la soga amaga ahogarme, acude, la rompe y se queda. Si no viniera, ¡ay si no viniera!
Con sus blancuras, sus mejillas pasión, el batir de alas de fondo y la esperanza en la yema de cada uno de sus dedos. ¡Ay si no apareciera!
Si falta el aire él nos lo respira. Si faltamos nosotros él nos da a luz. ¡Ay si no estuviese!
Y es que si viene, sin alas no sirve.
Y si pierde el ángel las alas, ¡qué no pasa si las pierde!
Ya no quedará esplendor en la hierba.
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