quizá era tarde cuando ya tenía estriado el corazón,
protagonista de mil batallas
en las que poco ha salido vencedor.
Aquel día, Madrid estaba de un gris abstruso
y aun así me besabas un pulmón,
y qué respirar tan bonito.
No deberíamos estar juntos,
te destrozaré como hicieron conmigo,
porque en la vida se da lo que se recibe,
dicen.
Esto no será bueno para ninguno,
ya que un bello prematuro
y una cruel bestia
nunca han sido fáciles de casar.
Y es tan cruda la realidad en la que,
desafortunadamente o no, nos encontramos,
que se me atraganta en el esófago tanto humo
imposible de digerir.
Tenemos que finalizar esta grandeza juntos
y tomar caminos distintos...
...distintos,
sin saber que el mundo es redondo,
y por mucho que algún día demos un estrepitoso paso,
por muy escarpado que esté el suelo,
no nos separa ni el destino que nos unió.
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