Así, con la soltura de quien lleva cien vidas vividas, me hizo el amor; mas me besó con la ineptitud del recién nacido que sólo sabe que ha venido al mundo para llorar.

02 agosto 2012

Tal vez mucha gente piense lo mismo que yo, lo mismo que yo voy a postrar en estas líneas.
El mundo, se acaba señores. No me refiero a que vayamos todos a desfallecer, ni a que una gran catástrofe nos atropelle, ni siquiera a nada parecido. Me refiero a que ya no existe ningún valor al que seamos fieles, las personas miran cada una por su propio bien, ya no existe apenas compasión, ni ayuda, y todavía menos empatía, ya que nos podemos molestar con alguien sin ni siquiera conocerle, o sin saber todo lo que está pasando y todo lo que necesita esa persona. Sin embargo, se deja de lado todo eso y aflora el orgullo, la hipocresía y la crueldad. Pienso que muchísima gente de este planeta sufre debido a gente con mentalidad manipuladora, con capacidad de cambiar a cualquier ser humano a su antojo, de despotricar la bondad y suplantarla por alguien creído y egoísta. También, juro que no hay algo que odie más en este mundo, que la gente infantil y caprichosa, incapaz de tomar decisiones acertadas, de no tomarse nada en serio, de no ponerse en el lugar de los demás y sólo piense en divertirse, lo que conlleva a la gente de su alrededor a rebajarse a su nivel, al nivel de obligar a hacer lo que esa persona quiera, y encima que todos los demás la aguanten y la sigan, que es lo que más desconcertante me parece: que gente lista y con dos dedos de frente que un día tuvo bondad y seriedad, de repente se deje manipular por las órdenes de una persona caprichosa, envidiosa, egoísta, y creída a nivel superlativo.

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