Así, con la soltura de quien lleva cien vidas vividas, me hizo el amor; mas me besó con la ineptitud del recién nacido que sólo sabe que ha venido al mundo para llorar.

07 agosto 2012

Labios rojizos, rostro colorado, ojos cristalinos, una lágrima caía por su mejilla y aterrizó en su pecho.  Se escondía entre las sábanas con el temor de que alguien la viera sufrir. Pero no podía evitar hacer ruido, sonido de pena. No podía parpadear, le dolía. No podía sonreír, le costaba. No podía más, y seguía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario