Así, con la soltura de quien lleva cien vidas vividas, me hizo el amor; mas me besó con la ineptitud del recién nacido que sólo sabe que ha venido al mundo para llorar.

11 junio 2011

En resumen, la realidad

Te digo cosas bonitas o te insulto, me hinchas el corazón o me hinchas el clítoris, te sonrío o lloro, deseo salir o marginarme en mi casa, me apetece pegarte o darte un abrazo, te quiero o te odio, puedo ser mala o buena, me puedes querer o matar, me puedes comprender o no, querrás tener que ver conmigo o no depende de la situación, que estoy loca o muy cuerda, que amo la fiesta o un buen libro al calor del fuego en invierno viendo a fuera llover. ¿Eres bipolar o qué?, esbozo una gran carcajada y me limito a decir ¿Y tu cara es así de nacimiento? Piensas y piensas y llegas a la misma conclusión de siempre, '¿qué coño pinto yo aquí? Vivimos en una sociedad de mierda en la que tienes que ser del barça o del madrid, del PP o del PSOE, vegetariano o un caníbal, heterosexual u homosexual... Tus padres no te entienden, tu pareja no te entiende, todo lo de tu al rededor no te entiende y ni siquiera, a veces, tú mismo te entiendes porque ya bajo tantas presiones no sabes ni lo que quieres, no sabes ni lo que quieres ser, ni lo que quieres soñar, ni nada. Aprendí tantas cosas... A vivir sin límite, a vivir sin que nadie te diga lo que tienes que hacer, a respetar a la gente que te respeta, a pasar de las críticas y a aguantar a la gente que se merece una buena ostia bien dada, a querer con todo el alma, a hacer lo que en cada momento deseo, a luchar por mis sueños, a compartir mis días, a sentir que puedo ser cada vez mejor, a sonreír al verte, a suspirar al discutir, a sentarme en un banco con mi mp3 y darle al coco. Qué angustia en aquellos días que te levantas de mal humor y sin saber qué hacer, tú no quieres ser borde pero todo lo que te digan te afecta. Normalmente esos días acaban mal. Luego existen los días que no te importa nada lo mal que vayan las cosas porque seguirás sonriendo como el que más. Esos días son bonitos. Existen también los días de aburridos inviernos en tu casa, pensando en si debes estudiar o hacer algo de provecho, o simplemente conectarte al ordenador ha hacer el payaso. Los de verano son los mejores porque todas las sensaciones del año se juntan alegría, tristeza, éxtasis, libertad, aburrimiento, marcha, locura, depresión, ganas y más ganas, el hecharte de menos.  Buf, no sé ni lo que me espera, ni lo que habrá dentro de dos horas, no sé absolutamente nada... Me gustaría poder escaparme de este país y desconectar de esta rutina diaria, ir a tu casa a buscarte sin pensar nada y solamente decirte, 'haz la maleta y baja'. Luego mandar un mensaje para decir, tranquilos que estamos bien, y ninguna explicación más porque... ¿por qué tengo yo que dar explicaciones a nadie? Si no le gusta a la gente lo que ve de mi que se eche ácido sulfúrico en la cara y así no verá más lo que no le gusta. Compadezco de verdad a la gente que le ha tocado aguantar todas y cada una de mis formas de ser en cada momento, aunque todos aguantamos lo nuestro, que cuando ves a una persona ni te imaginas la vida que puede haber detrás de una sola persona, como para conocer la de los millones que hay en el mundo... Que vida mas injusta, aquí quien tiene mucho el de su lado no tiene nada, que aquí te enamoras y te arrancan el amor a mordiscos, que te matan y no puedes hacer nada, que te atacan y tienes que aguantar una tras otra, viendo como cada día te hacen daño, pero bueno. No me puedo quejar, pero no sé cuánto durará mi vida así. Llegan años malos, en los que me tengo
que ir a buscar mi propio camino, en el que el destino me evaluará cada paso que vaya dando. Tengo miedo, sí, para qué negarlo, separarme de la gente que quiero, de mi gente de toda la vida para formar la mía propia siempre es duro pero estamos programados para eso. Y a pesar del respeto que le tengo al futuro, sé que estará bien si hago lo que yo quiera, lo sé.

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