Al amanecer del cuarto día,
tan sola desperté,
tan con pie izquierdo me levanté,
que aumentó mi agonía.
Mas feliz me hallo
ya que contigo iré,
pronto viajaré
y reiré más de lo que callo.
Ruego tu llegada,
tus pupilas por mis enredos,
tus manos por mis sendos
caminos de madrugada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario